Ella me contagió una costumbre: lavar el sachet de leche antes de usarlo. Quién sabe qué porquerías, microbios y bacterias se le pegaron en toda la cadena productiva.
Lo lavo, y luego lo seco con un repasador que no lavo hace más de un mes.
Pero bueno... son miiiiiiiiiis bacterias, miiiiiiiiis microbios y miiiiiiiiiiis porquerías.
Una forma de brain storming multipropósito, pero proveniente de una mente que no logrará un alerta meteorológico ni en sus días más ventoleros.
martes, diciembre 08, 2009
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