jueves, noviembre 25, 2004

DeLorean

¿Construiste la máquina del tiempo en un DeLorean??!? --- Marty McFly

Hay comentarios que pierden la espuma de la rompiente, como este.

Ya que no podemos disfrutar de la máquina del tiempo en la vida real, usemolán en la blogosphera. Una similar jugarreta temporal hacen los del mentado programa radial, que va de 24 a 27 horas.

Si un árbol se cae... segunda parte.

Pasó la mitad de cancha como un bólido. Tiró un pase mientras picaba violentamente. El pase tornó en pared y la tuvo de nuevo a sus pies. Esquivó a dos defensores. Él era un defensor. No debía estar ahí arriba. Pero el desarrollo de la jugada lo había elegido a él. El destino decidió que el disparo saliera de su botín derecho. Tipo raro el destino. Muy vueltero. Siempre una gambeta de más.

Disparó. El arquero estaba bien parado, y se atornilló a tal condición. Sus pies no se despegaron del suelo. Tan seguro estaba del pifie de ese defensor que nada tenía que hacer tirando al arco. La comba fue digna de un Maradó Maradó. Se clavó en el ángulo y rodó por la red del techo y el lateral del arco, del lado de adentro como si quisiera escapar de esa jaula y de esa incongruencia.

Él vio la escena en cámara lenta. Esa cámara lenta en primer plano que desearían tener todos los canales de deportes. Nunca había hecho un gol en ese club. No era su función. Era muy bueno, pero los goles los hacían los otros. Corrió hacia la tribuna detrás del arco. Se apenó de no tener un festejo particular para ponerle la firma al gol. A su gol. Se apenó de no tener una foto en la camiseta.

Sin pensar en la amarilla, se sacó la remera y la besó. Tardó en reconocerse en la pantalla gigante. El que festejaba allá arriba sí tenía una foto en la camiseta. Pero el de la pantalla era él. De eso no había dudas. En la pantalla, debajo de la foto de la camiseta, pudo leer con dificultad: “Viejo, para vos”.

Ese día fue uno de esos días en que se mezclan las emociones más opuestas. Recibió el llamado cuando estaba en el vestuario.

—¿Cómo lo sabías, si murió a las seis y media, a mitad del segundo tiempo?

Siempre una gambeta de más.
El que festejaba arriba tenía puesta la camiseta.

viernes, noviembre 19, 2004

Protagónico

Siempre se ponía nervioso cuando se acercaba su momento de protagonismo. Sin embargo, siempre había sido exitoso en sus representaciones. Ese afán de mejorarse permanentemente movía sus engranajes internos y lo llevaba cada vez más arriba. Por otro lado, lo estresaba y le ponía presión.

Hay gente que odia la voz impostada, que es algo característico del teatro (y no me animo a decir que “del argentino, principalmente”. No soy tan culto). A él le gustaba. Le encantaba oírse y le encantaba que lo oigan todos los que moraban el recinto.

Su momento estaba próximo. Se aclaró la garganta mientras observaba el movimiento de su pronto interlocutor, mostrándose lo más distraído posible.

— Cabina 4.
¡¡VEINTICINCO CENTAVOS!! –espetó.
— Servite, gracias.
¡¡NO... GRACIAVÓ!!

Otro éxito.

Colores

Nota previa: Me he llegado a emocionar cuando la novia de un amigo, estando los tres tomando algo en un bar, dijo: —Yo no salgo más si no viene Racter.

Había sido una de mis noches de chistes exitosos. Lo que ella no sabía y me dediqué a explicarle, es que los repito hasta el hartazgo. Y empiezan a cansar a la tercera vez.

Con los posts pasará lo mismo. En fin. ¿Ya escribí sobre este tema antes?

Fin de la nota previa.


¿Cómo hacer para explicar cómo veo el color rojo? Todos tenemos un acuerdo sobre a qué le llamamos el color rojo, y todos estaríamos de acuerdo (salvo detallistas mujeres que distinguen más colores que mi placa de video TrueColor) en cuál entregar si se nos presentan varios objetos y se nos pide el rojo.

Lo que no podemos hacer, es averiguar cómo ve el color rojo cada uno de nosotros. Quizás mi amigo G ve el color rojo exactamente como yo veo el color verde. Aunque el le llamará rojo a ese color que sus ojos procesan así como yo proceso el verde, porque toda la vida le enseñaron que eso era el rojo. ¿Se entiende?

Es imposible detectar eso. Tan imposible como explicarle a un extraterrestre para dónde queda la izquierda en una conversación telefónica (o ya que estamos, telepática).

— Para el lado del corazón.
— ¿Cuál de los tres?

En fin. No me preocuparía eso demasiado. Lo que sí me preocupa es que pase lo mismo con las palabras. Que yo le de a una palabra un significado distinto del que le da otra persona. Eso saltaría rápidamente a la luz por incoherencias en una charla. El interlocutor preguntaría ante la primera inconsistencia en el discurso. ¿Pero qué pasaría si yo tuviera una estructura de significados que hiciera imposible detectar que la semántica es distinta a la de otra persona? Si cuando yo digo “zanahoria” mi amigo interpreta “llamar” y si cuando yo digo “encantar” mi amigo entiende “teléfono”, cuando yo diga “me encanta la zanahoria”, él entendería “te llamo por teléfono”. Yo podría irme creyendo que charlamos largo tiempo sobre nuestras costumbres alimentarias y él, convencido de que concertamos una cita para ir al teatro.

(los que duden de mis inclinaciones sexuales, por favor reemplacen amigo por amiga, y considérenlo parte del problema de semántica)

Eso no sería suficiente, ya que mi amigo disfrutaría de una zanahoria (quiero decir me llamaría por teléfono) ni bien yo no me presentara a su invitación teatral. O sea que la biyección estructural debe ser más compatible. Zanahorias y planes de ocio cultural no son compatibles.

Tengo la fantasía de que existen tales estructuras morfológicamente compatibles, así como hay gente que no sabe que ve verde el color rojo.

miércoles, noviembre 10, 2004

Cómico stendáp

Fui. Me gustaron el gordito y el pelado.
No soy bueno para los nombres.
O sea... 50% de efectividad.

¿dequémerdamehablás?

Anónimo

El misterioso artista anónimo sigue haciendo configuraciones con mis muñequitos Jack Simpsons.

El otro día corrían una carrera de vallas y la ganaba Bernie. Apu lo seguía de cerca, y Bart, con patineta y todo, estaba al final.

Ayer Bernie era el rey de la colina (colina demasiado esférica e inestable para mi gusto, consistente en un pomelo). Bart y Superhomero le cuidaban la espalda.

Sí, le cambié a un compañero de trabajo el Apu difícil por el Superhomero más comunacho (y dos gatitos de quinientos mil).

Hoy estaban muertos. Boca abajo en el escritorio. Incluyendo a Superhomero, que debería ser invencible. Sólo le quedaba un superpoder. El superpoder de llamar la atención desde el rincón de la alfombra desde donde miraba el techo con sus ojos vidriosos.

Animados

Hoy viví a los objetos como si tuvieran un alma.
Es muy grato. Hay gente que lo hace siempre.
Yo soy, quizás, un poco interesado.
Todo comenzó cuando le hice tap tap sobre el capot a mi camioneta, que me trajo al laburo (bueno... me llevó) en 32 minutos, for the record.

También quise hacerle tap tap al tiempo, que se portó bien, abandonó parcialmente su irritante rigidez, y le puso onda al asunto.
El problema es que no supe dónde hacerle tap tap.

El problema de los objetos con alma, cariño hacia su dueño y vocación de servicio es que me remontan al pensamiento de la supervivencia del tiempo de ese dueño, y de la incapacidad de tener conciencia de tal cosa, pero de eso ya hablé antes.

Me sigue dando mucha ternura el ledcito titilante de mi fonito con identificación de llamadas. Mucha.

Postergueti

Otra vez cometí el error de pseudoabandonar la lectura de ese blog que no tiene desperdicio. Mal hecho.

sábado, noviembre 06, 2004

Prepotencia

¿Por qué las bocinas de los camiones son más violentas que las de los autos?
¿No tienen la misma importancia que las de los autos, en función de evitar un accidente?

Radio Gui-Gui

Al momento de postear estoy escuchando la radio.
Un amigo me comentó que estaba en la radio y quise escucharlo, ya que me gusta mucho cuando opina y arma debate.
Como soy un chico del dosmil (ese dosmil que a mi amigo le debe varias cosas), la escucho por Internechi.
Acaban de pedir en el programa que los llamemos para decir qué estamos haciendo al mismo tiempo que escuchamos la radio. No los voy a llamar. Simplemente quería postear esto para darle publicidad a mi amiguete. Y cumplir a medias con la propuesta del programa.
Pero pensándolo mejor, primero voy a escucharlo un poco, no sea cosa.

¡Pero! Justo dicen que él no está hoy. Se fue a nosequé recital.
Y bueh... pasaré el chivo en un futuro cercano.

A él no le gusta la publicidad.
O hace como que no le gusta.
Yo voy a hacer como que lo respeto.
Creo que él carga la palabra amigo de mucho significado. Y es muy cuidadoso. Si ese es el caso, entonces la uso acá como un método de compresión de datos, y listo.

Con-di-cio-nal

Él: Si A, entonces B.
Ella: No sé cómo podés siquiera pensar en B.
Él: Yo no dije me gusta B. Ni quiero B. Lo único que dije es Si A, entonces B.
Ella: Sos deleznable. Nunca creí que fueras de esa calaña. Te desprecio. Me defraudaste. Te desconozco.
Él: ¿No podés abstraerte un momento? B es una consecuencia lógica de A. Tampoco me gusta A, justamente porque implica B. Odio A y odio B, pero puedo pensar en ellos. Conocer al enemigo, yadda yadda.
Ella: Al final sos como todos. No entiendo cómo puedo estar con vos. Frase quejosa standard #3. Frase quejosa standard #4.
Él: (Resignado) Te quiero. Estás muy linda. Primavera. Flores. Pajaritos. Plínquiti plínquiti. El corte de pelo te queda bien. ¿De quién es esa trompita, cuchi cuchi? (remando) Frase conciliadora standard #9. Frase conciliadora standard #10...
Ella: (seguirá enojada el tiempo suficiente para demostrar que su reconciliación es independiente de las frases conciliadoras. Ahora parece comprender el principio de consecuencia lógica)
Él: (cerveza de por medio) Che, boludo, sabés que si A entonces B?
El boludo: Hmmm... interesante. ¡Pero entonces B implica C!

viernes, noviembre 05, 2004

Si un árbol se cae...

Si un árbol se cae en un bosque y no hay nadie para observarlo... ¿hace ruido?

La versión pop de esa pregunta es: "Si no hay nadie que vaya a una función de cine en un shopping... ¿pasan la película igual?"

Hasta el martes pasado no me lo había preguntado nunca. Era otra de esas cosas que no me pregunté nunca en la vida. Como para qué estoy sobre la faz de la tierra y otras sandeces.

Me lo pregunté al salir del cine y ser el único en la sala. La película era "La Supremacía Bourne".

—Eso explica todo -me dijo un compañero de trabajo.

En fin... lo iba a poner en mi lista de "una vez", pero me emocionó tanto que no me aguanté. La lista queda prometida.

Alguien vs. Predeitor


Me encantó Alien. Me gustó mucho Aliens. Me entretuvo Alien³. No ví Alien: Resurrection entera.
Me alucinó Predator. Me entretuvo Predator 2.

Sabía que Alien vs. Predator iba a ser mala. Me llevé pochoclos. Y puse el "contempt" en máximo.
No fue suficiente.
Además de mala, cosa perdonable, es aburrida.

No podés ponerle misterio a la secuela de quinta generación de una película, mezclada con una de tercera generación de la otra.

Yo quería ver bichos cagándose a palos durante dos horas.

Tuvo esa sensación de director queriendo hacer escenas trascendentes, sin lograrlo. Lo llamo el efecto "Hasta la vista, baby".