lunes, agosto 30, 2004

Pitufo gruñón II

Odio que el Güindous dosmil me ponga un cartelito "¿es usted un pelotudo que no sabe mover los dedos? Hemos detectado que mantuvo el shift apretado durante 5 segundos. ¿Desea habilitar el filtro para pelotudos?"

Me parece perfecto que exista ese filtro, porque debe ser muy útil para personas con problemas motrices. Lo que no me gusta es que me despierte de mi sueño con ojos abiertos cuando me salgo de la Matriz por algún agujero que me lleva al mejor de los mundos surreales hasta que la ventanita y el "puuuuich!" de ruidito me pegan en la frente como una palmeta matamoscas.


Odio a los que te dan el vuelto como quien te entrega el premio en un programa televisivo de concursos. Dieeeeeez, veeeeeinte (y vos ahí colgado con la palma hacia arriba sosteniendo los billetes estilo bandeja)... seseeeeenta...

¡Mon diú!

No se pierda las próximas pitufogruñonadas.

Vivencializacionar

Hay gente que tiende a verbalizar los sustantivos que nacen de un verbo.
El típico caso es el de la maestra de grado que, emocionada por haber
tenido una vivencia con sus alumnitos, nos conmina a "vivenciar".

Yo vivencio
Tu vivencias
Él vivencia
Nosotros vivenciamos
Vosotros vivenciáis
Ellos vivencian

El verbo es vivir. El sustantivo "vivencia" se define como "Hecho de
experimentar algo, y su contenido" y "Hecho de vivir". Un ejemplo es
hablar del "certificado de viviencia", en contraposición al de
defunción, por ejemplo.

Hay muchos ejemplos de vueltatuerqueo idiomático exagerado. Del verbo
pasamos al sustantivo, y en lugar de volver al verbo, verbalizamos el
sustantivo. Cómo será el sustantivo derivado de "vivenciar"?
¿Vivenciación?

Hoy escuché en la radio "Los argentinos tendemos a ideologizar todo", y
me decidí a empezar mi lista de dobletuercamientos odiados. Luego me
fijé en en diccionario de la Real Academia Española, y resultó que
existe la palabra. Se ve que idear, idealizar, e ideologizar tienen
distinto significado.

Por esta vez zafaron... pero los estaré observando muHAHAHAHA!

Molinete

Al fin, luego de mucho, arreglé el molinete nedstat.
Pero si el otro molinete miente para arriba, este creo que se reseteó.

Malditos molinetes.

domingo, agosto 29, 2004

Las ocho han dado

Abrí los ojos de repente.

Mientras mi cerebro se aferraba a las fantasías del reciente pasado, mis perplejos ojos devoraban la cruel realidad del presente. Un presente que transcurría a las ocho y veinte de la mañana. En un principio, el problema de llegar tarde al trabajo una vez más no pareció tan grave en contraste con la terrible culpa que me devoraba desde el accidente automovilístico que le había cortado las piernas a mi novia, la única mujer que amé. Ella aparentaba estar bien, pero era sólo eso: una apariencia.

De un soplamocos mis ojos hicieron que mi cerebro despertara a la lucidez, y pasara de evaluar las congojas de un sueño reciente a las estrategias del futuro cercano. Fue tranquilizador descubrir que no le debía un par de gambas a nadie.

Una hora de viaje. Debo entrar a las nueve. Son las ocho y veinte. A ciento treinta por hora puedo viajar en cuarenta y cinco minutos. Si me baño en cinco minutos, saldré a las ocho y media. Y seguro podré reducir el tiempo de viaje. La mayor parte del tiempo se pierde en llegar a la autopista, y en el camino que va desde que la abandono, hasta el trabajo. Intrepidez metropolitana. Eso necesito. No es cuestión de acelerar en la autopista. Ya hice el cálculo muchas veces. Todas las veces que me levanté después de las ocho. Muchas veces. No es cuestión de velocidad. Es intrepidez en el manejo por la ciudad. No la intrepidez del pavo que amaina el plumaje, no. Intrepidez posta. Ese es el plan. Mi récord es treinta y cinco minutos.

Me desenrosco para mirar el reloj nuevamente. Son las ocho y veintidós. Repasemos el plan. Un riacho de aire frío se mete a curiosear bajo las frazadas. Y eso que hice la maniobra de giro hermético. Otro riacho está desde hace rato demasiado interesado en las plantas de mis pies. Y otro en mi nuca. No debí haberme cortado el pelo. ¡Click! El numerito de siete segmentos cambia de dos a tres y me muestra la realidad como mi madre me mostraba las esquirlas de tanto adorno roto en mi niñez. Ocho y veintitrés. Descartamos el baño. De todos modos nunca pude hacerlo en cinco minutos. La teoría dice que se puede. Los simulacros mentales lo confirman, pero nunca tardo menos de diez minutos largos. Esos minutos que moran en las salas de espera pero que nunca te visitan cuando jugás al Nascar en los fichines. Habrá que implementar un baño polaco. Nunca terminé de convencerme de que es más rápido, pero esa es la sensación que me da. Y en definitiva todo el plan consiste en engañarme. Engañar a un cerebro somnoliento es muy fácil, pero cuando el que trama los ardides es ese mismo cerebro, la escena se vuelve patética.

Tengo un par de trámites accesorios que hacer en el baño. Al menos uno de ellos puede esperar a que esté en el trabajo. Llegaré, prenderé el programita de chat para mostrar mi presencia, y me abocaré a la meditación trascendental en el cubil de evacuaciones. Ocho y veinticinco y la fuerza de atracción de la cama no parece tener nada que ver con algo llamado voluntad. Es algo tan simple... abrir las sábanas y correr al baño o al placard. Vestirme o bañarme y listo. Debo haber apagado el reloj unas catorce veces, calculo. Son las ocho y veintinueve.

De todos modos, hasta las nueve y media no parece que haya mucha bronca en el laburo. Y llegaría a las nueve y media si estuviera saliendo ahora. ¡Click! Ocho y media.

Salto de la cama. El frío me pega con menos violencia de la que esperaba, como si tuviera lástima por verme empezar otro día a las corridas. Como si abrazara mi cuerpo con el temor de romperlo. Me espera una cepillada apresurada de dientes, que los dejará sucios y doloridos, un enjuague pobre, y una carrera que seguirá dañando la mecánica de mi auto. Todo para llegar tarde otra vez.

La perfección comenzará mañana... junto con la dieta.

lunes, agosto 23, 2004

El tupé de existir

Chizita me reta por mi silencio, mi ausencia, mi estado nulo, vano, vacante, hueco, ocioso, abismal, inerte, etéreo, vacío. Le conesto.

Acepto el reto.

Uno debe hablar con acciones y no con palabras.

Usted no se da cuenta, pero está siempre en mi cabeza. En un rinconcito muy acogedor, con calor de hogar pero con gorrito de chizito. Con una luz amarillenta que haga pensar en un hogar de leños, como esa luz que rebotaba en su generosa biblioteca aquél día que me mostró los oseznos de su pijama.
Ahí en su cueva hobbit usted se afana a sus quehaceres domésticos (¡A usted le parece! Pobres quehaceres domésticos).
Y me acompaña, y me cuenta chistes. Y me deslumbra con su capacidad de asociación ilícita (Lo dicho, usted es una criminal).

Váyale este Lero Lero por su reto injustificado, en demostración de que a malosa, maloso y tres cuartos. El Lero Lero le resbalará como sé que le resbalan tantas cosas, porque usted no sabía que ha sido clonada y teletransportada a mi subconsciente. Así que, en virtud de su ignorancia sobre la cercanía a mí de su clon, bien merece el derecho a quejarse y enviarme este chiflido que despierte mi verborragia.

¿Ha visto? Su clon es mi concubina. El cubil, lejos de contenerme entre cuatro paredes, es contenido por mí, así que pordía quizás llamarse subcubina, endocubina, incubina, íncuba or súcuba, e incluso peores porquerías.

Es usted incapaz de evitar tal subcubinato. Usted se ha tomado la libertad de existir, que es una libertad no menor. E incluso pretende manipular su existencia, doblar su destino a voluntad, y hacer camino al andar. Sin embargo, al comunicar su existencia, ha gestado múltiples existencias que cobrarán vida propia. Existencias que tendrán un comportamiento básico que será inalienable, pues deben responder a vuestra naturaleza (decir "su naturaleza" resultaba ambiguo). Sin embargo, estas existencias colaterales (si usted se permite la soberbia de llamarse central) responden en cierto modo a voluntades de sus continentes (recuede que estaban contenidas en infinitud de cuevas hobbit subconscientes de mentes que han leído, oído, visto o supuesto su existencia). Para que observe usted lo desleal de las voluntades de sus existencias-clones, me permitiré comentarle que su existencia dentro de mí tiene una relación bastante bondadosa para conmigo, llegando a ofrecerse a situaciones que traspasan los límites de las que se hacen llamar buenas costumbres. Situaciones que se mofan de la pobre señorita Decencia.

¿A usted le parece prudente desperdigar tal población de existencias que viven suburbanas al orden establecido? ¡Promiscuas y alborotadoras!

¡Y ENCIMA LA SEÑOOOOOOOOOOOOOORA TIENE EL TUPÉÉÉÉÉÉ DE CLAMARSE ABANDONADA! ¡SEDUCIDA Y ABANDONADA!

Sépase seductora.
Goce de las ternuras que emanan sus clones, y diviértase con sus (de nuevo ambiguo) chistes, que imitan a los suyos, pero con un dejo de imitación de calidad pobre, como si se oyeran en ocho kilohertz, eléctricos, a la distancia.

Sépase.
Me pasé.

martes, agosto 17, 2004

Sacudir el polvo

De chico junté autitos Tomica de colección y jueguitos Top Toys, y en general juguetes de todas clases. Los primeros comenzaban a juntar polvo cuando los más recientes acaparaban mi atención.

Más tarde junté disquetes con jueguitos de computadora. También grabé cassettes de música, y hoy copio cedés (¡shhh!).

Por momentos copio todo lo que se mueve, sin importar si la música me gusta o no. Por momentos me olvido y de nuevo comienzo a coleccionar polvo en lugar de música.

En breve me pondrán banda ancha y temo convertirme en una mula de descarga, como veo a muchos de mis amigos. Algunos con cierto criterio bajan cosas que luego ven o escuchan. Otros, más ansiosos, graban todo lo que se les menciona, para ver después. Un después que nunca llega. La pila de cedés empernados en el postecito del packaging bulk se agranda, y es un nuevo plano para la guerra de quién la tiene más larga.

Tengo varias cajas de zapatos llenas de disquetes, de la era en que fuimos cazadores-recolectores de software.

Los tiempos cambian. Hoy rejunto promesas de lectura. Se me empolvan antes de comenzar. Promesas de cinespectación. Quiero leerle el blog completo a esa minusa que escribe tan lindo, y a la otra loca, y a ese que pone un palíndromo diario, y al delirante, y al musical, y a los recomendados de segunda generación, y de tercera. Y me pregunto si el teorema del conocimiento global de orden seis es cierto (lo quise buscar en google y no aparecía, y hoy no tengo ganas de explicarlo). Ni hablo de libros en deuda.

Hay demasiada información. Ya no tiene sentido recolectar. Es la era del delete. Sobrevivirán los que borren, no los que recolecten. Nos arriesgamos a ser un director Skinner bajo la pila de periódicos. ¡Botaré la pelota hasta batir mi propio record!

El crecimiento es geométrico. Cuando pienso lo que quiero leer me espanto. Lo único que me tranquiliza es la promesa de una jubilación sin aburrimiento (¿habrán pensado lo mismo los que hoy se muestran sin interés en su terceridad?). Debo cuidarme la vista... aunque no creo que la necesite de aquí a unos años.

Por eso, amigos, tengan mi permiso para olvidarse de estos textos. Hay que elegir. La selección natural dirá quién continúa y quien no. Permítanse pasar este blog al olvido.

Yo no me voy a resingar, les aviso. Voy a usar todos los ardides para creerme que existo.

Primero que nada, como se habrán imaginado, estos escritos los uso como terapia. LA BORTERAPIA! Buuuu!

Luego, si llego a ver que nadie me visita, escribiré algunas palabras referentes al morbo y al oprobio para captar búsquedas de gúgle. Si eso no alcanzare, citaré blogs que ni conozco desde acá, para que los que le preguntan al TechnoRati entren a chusmear y queden pegados a mi inmundicia como moscas en el papel pegoteoso: ¡ja!
Y como último recurso, comenzaré a hacer comentarios en blogs que ni conozco, con tal de que los cuirosos gatunos me chusmeen a contramano.

Así que ya saben.

Creo que somos víctimas de la zozobra. Si los recursos fueran limitados, los usaríamos mejor. Como son gratis y generosos, se permite que yo escriba cosas que la gente lee. Y que el remilguacho brasileño que supo escribir palimpsessssto, en lugar de mi burrísimo palimpseto siga teniendo su pedorro blog a dos años de no escribir palabra. Igual, ya publicité un poco este blog, y el cambio de nombre no me vendría nada bien.

¿Estaremos buscando la trascendencia? ¡Qué espantosa forma de trascender!

Cuando fue el atentado en los trenes de Madrid, por encima del espanto que me produjo la masacre, hubo un detalle que me causó un desagrado terrible. Los celulares de las víctimas insistían en su desesperación, tocando toda clase de melodías, mientras los bomberos acumulaban cuerpos. La máquina trascendía al hombre, inútil a todo servicio. ¿Cuánto tiempo persistirán estos escritos si me cayera un aerolito ahora encima de la cabeza? ¿Blogger.com cambiaría de formas y lugares, y mantendría esta historia por los siglos de los siglos amén? ¿Seguirían comentando y verificando si pongo respuesta a sus chistes?

Lo mismo siento todas las noches al ver el parpadeo de mi identificador de llamadas. Titila la lucecita avisando que hay mensaje. En su voluntad inquebrantable de servicio, el aparechio me avisa, ciego, que le debo atención. Y no se cansa. Y no se cansaría durante más de un año incluso después de una potencial extinción de la raza humana por combustión espontánea. Le pondría todo su empeño, hasta morir estilo terminator uno, y su ojito se cerraría de a poco, su pulso mermaría su ritmo, y nunca sabría si cumplió su misión en vano.

Me fui al carajo.

Blogbleta

Luego de haber sentido el placer hacker de quitar la propaganda de ahí arriba, que blogger.com metía en contra de mi cuidadísima estética, me entero de que ahora incluye un buscador y otras yerbas.

Vuelvo a habilitar, pues, el chivito superior de Blogger.com

Además les cuento que Bloglines.com tiene un interesante lector de RSS para ver todos los posts de todos los blogs en el mismo sitio. Quizás no es lo más copado del universo. Lo que a mí me gustó es que provee un generador de listilla de blogs recomendados, como los que hay a la derecha. El hecho de anotar un nuevo blog en el lector de bloglines, hace que me aparezca acá como recomerdado.

Eso es todo lo tecnópata que tengo para decir.

viernes, agosto 13, 2004

La venganza de nebulosa

Soy un hombre sin rumbo. No como Silvestre Talones que ahora es un hombre sin Rambo.
Mi blog lo refleja.
Diría que eso va a cambiar si no odiara los avisos y las promesas (¡qué recurso! ¿o debería decir re cursi?).

Ya van a ver... ahora seré un rumbo sin hombre, que es lo que debí ser desde un principio.

miércoles, agosto 11, 2004

Monito encuestador

Me copé con las encuestas. Hace un rato, allá lejos y hace tiempo, me preguntaba el por qué de terribles incompatibilidades humanas como por ejemplo el criterio de ordenamiento de utensilios en el cajón de la cocina.

¿Qué opinan vuestras mercedes?

La tarde cita

Generalmente tengo problemas mezcla de fallas en la comunicación y prejuicios. Algunos son inofensivos, pero otros pueden traer terribles consecuencias.

Por ejemplo: ¿Qué viene primero? ¿La tarde o la tardecita?

Por favor, contribuya a evacuar esta duda que me carcome y me impide tener una vida social común y corriente.

Muchas gracias.