sábado, marzo 04, 2006

Lucidez silenciosa

Dicen que no se puede leer en sueños. Que intentarlo sirve para despertarse. Eso me recuerda la lucidez silenciosa.

Me gusta la idea de la lucidez silenciosa. Hay un tema musical con ese nombre, pero ahora no lo encuentro. Tampoco sé cómo se dice en inglés, pero era algo de músculos congelados.

La idea es que uno está durmiendo y se le despierta el seso. Pero el resto del cuerpo sigue dormido.

Conocí dos personas a las que les pasó lo mismo, y me tranquilicé un poco respecto de estar muy chapita o no.

De repente... ¡pop! uno es consciente de que está durmiendo. Se da cuenta por lo surrealista de lo que está viviendo. De repente recuerda haberse acostado. De repente se da cuenta de que no está viendo. Se imagina (repito: se imagina) durmiendo en su cama. En cierta posición que cree sentir en la piel, pero el sentimiento es falso.

En general, esto ocurre... emmm... mejor me bajo de la cátedra, y recomienzo.

En particular, esto ME ocurre cuando me he dormido preocupado por algún problema. Hace mucho tiempo, mi hermanita menor se despertaba a la noche y paseaba por la casa. Esa fue una de las preocupaciones que me provocaron lucidez silenciosa. Hace mucho tiempo, también, me acosté en la casita veraniega de Miramar completamente quemado por el sol. La cara ardida y tirante. Estaba con unos compañeros de secundaria muy jodones, que prometían aporrear al que se durmiera primero.

En el caso de mi hermanita, me pareció verla pasar por el living, bajo una luz azul oscura nocturna, con sus trencitas y su andar tambaleante. Ella había dado vueltas por la casa las noches anteriores. En el caso de Miramar, mi cuerpo dormía mientras mi cerebro se debatía para despertar y descubrir el gran quilombo que hacían mis compañeros, con la luz prendida, y haciendo percusión con unas botellas de plástico vacías.

En ambos casos logré despertar para descubrir que ninguna de mis preocupaciones eran ciertas y para encontrarme con la noche que era calma y negra. Ninguno de mis temores sucedía en la realidad. A pesar de haberlos cuasi-sentido. Los había soñado.

Las primeras veces, me ponía frenético con esta situación. Intentaba movimientos para despertarme. "Si giro la pierna, el peso hará que me caiga por el borde de la cama y así me despierte". Pero la pierna no respondía. Nada respondía a mis ruegos cerebrales. Si hacía mucha "fuerza", era como que la cabeza me empezaba a temblar del esfuerzo. Nunca podré saber si esto sucede o no. Es cierto que me ha dolido la cabeza al despertarme con ese método pernicioso. También me han dicho que me desperté de un sacudón, en los casos en que tal cárcel mental me atacó en una cama entibiada por una agradable compañía.

Le pregunté a Emmet, y me dijo "lo que tenés que hacer en esos momentos es concentrarte en respirar". Santo remedio. Ahora, en situaciones de lucidez silenciosa, me digo: "Nada malo está sucediendo. Es todo preocupación vacía. Simplemente tranquilizate, esperá, y te despertarás sin temblores ni dolores, en unos minutos". Al tener la situación bajo control, me gusta descontrolarla controladamente. Es decir... antes de despertarme tranquilamente, un poquito de Dunga Dunga... y entonces trato de moverme, y me empieza el temblor (o imaginación de temblor) que asofreno en sus inicios para no lastimarme.

Loco.

1 comentario:

Margot dijo...

A mi me encanta descubrir las orillas de los distintos estados de conciencia y jugar ahí.

Lástima las sensaciones feas (hay que saber dominarlas. Ahora podés probar la lectura también). La del temblor de cabeza o me la imagino demasiado bien o me pasa y no me doy cuenta, porque pensar en eso me hace mal!
Creo que me pasa algo similar pero con la mandícula incluída.

Qué bueno lo de "Lucidez Silenciosa".