Soy un hombre sin rumbo. No como Silvestre Talones que ahora es un hombre sin Rambo.
Mi blog lo refleja.
Diría que eso va a cambiar si no odiara los avisos y las promesas (¡qué recurso! ¿o debería decir re cursi?).
Ya van a ver... ahora seré un rumbo sin hombre, que es lo que debí ser desde un principio.
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