miércoles, noviembre 10, 2004

Animados

Hoy viví a los objetos como si tuvieran un alma.
Es muy grato. Hay gente que lo hace siempre.
Yo soy, quizás, un poco interesado.
Todo comenzó cuando le hice tap tap sobre el capot a mi camioneta, que me trajo al laburo (bueno... me llevó) en 32 minutos, for the record.

También quise hacerle tap tap al tiempo, que se portó bien, abandonó parcialmente su irritante rigidez, y le puso onda al asunto.
El problema es que no supe dónde hacerle tap tap.

El problema de los objetos con alma, cariño hacia su dueño y vocación de servicio es que me remontan al pensamiento de la supervivencia del tiempo de ese dueño, y de la incapacidad de tener conciencia de tal cosa, pero de eso ya hablé antes.

Me sigue dando mucha ternura el ledcito titilante de mi fonito con identificación de llamadas. Mucha.

No hay comentarios.: